Dejé de comprar el periódico cuando las páginas de fútbol eran un tercio del periódico y entre las noticias de internacional se colaban anuncios de colonia a plena página, imposibles de comprender. Dejé de seguir algunos programas de radio cuando empezaban un tema interesante y daban paso a publicidad, durante 10 minutos y en un tono de volumen más alto.
Esto, lejos de representar un problema, ha sido toda una suerte. Aquella publicidad, aquellos reclamos inmorales, aquellas pequeñas traiciones, me han permitido informarme mejor, disfrutar más con las historias que ocurren en el mundo, acercarme a las personas que tienen algo que contar. Dejé de leer aquellas noticias que aparecían en las primeras páginas de los periódicos que compraba, aquellos periodistas cuyas noticias leía absorto, a las 8 de la mañana, en un café de luz baja, mientras el café se enfriaba y la novia se enfadaba. Pero empecé a seguir sus blogs. Los blogs, de los periodistas, porque, saben, las noticias las escriben personas, no directivos de periódicos (estos son los que deciden lo de los anuncios de colonia a toda página). Y resultó que estos blogs eran más interesantes, más ricos, más informativos, más cercanos. Y te permiten encontrar otros proyectos, tan loables y tan necesarios, que no te explicas porqué no tienen cabida en los medios. Bueno, claro que lo sabes explicar, pero te da vergüenza verbalizarlo. También, escuchando aquí y allá, abriendo los ojos, leyendo, acabas encontrando a alguien que te ayuda a comprender incluso, lo de los anuncios de colonia.
Y cuando te cabreas por escuchar esos 10 malditos minutos de publicidad absurda en la radio, te cabreas al día siguiente, al cabo de un par de años, dejas de bajarte el podcast. Y entonces te aburres. Y le das una oportunidad a esa cadena musical que nunca habías escuchado. Y descubres el que pensabas era el mejor programa de radio. Y luego lo censuran. Y entonces te das cuenta de que has sido partícipe, sí, partícipe tan solo escuchando, de algo histórico.
Así vas tejiendo un entramado de personas que dicen cosas interesantes. Fotos que informan, gente con la que te tronchas, algo más que música, buen humor y cultura.
En ese camino me encontré con Orsai. Es una revista sin publicidad, te puedes descargar el PDF gratis, si quieres la revista en papel vale mucho menos que el periódico local, en cada país tiene un precio diferente que se ajusta al poder adquisitivo de los ciudadanos, distribuida por los lectores. Eso en cuanto al cómo. En cuanto al qué, el contenido son historias apasionantes, que te permiten conocer la realidad, son herramientas para tu vida tan útiles como un viaje a un país extraño, con un grafismo precioso, joyas de arte, una revista de coleccionista. No solo me fascina lo que te cuenta, sino cómo lo hace.
Hernán, buscaba distribuidores en muchas ciudades; una, en la cual vivo. Nunca antes he hecho algo parecido, sé que va estar bueno. Si tú también quieres ser partícipe, conviértete en lector. Si vives en Zürich, yo te la traigo.